Cuando lo que hoy
nuestro Perú era una parte inhabilitada del planeta y la vida era solo fauna y
flora, el paisaje vio asomarse a los primeros hombres que, cazando animales y
recolectando frutos, llegaron a nuestro territorio con ánimo de recorrerlo y,
de ser posible, permanecer en él, como lo hicieron. Se ignora a ciencia a
cierta la antigüedad de este acontecimiento, pero cálculos modernos sospechan
que ocurrió hace 14,000 años a más. También se dice que vinieron desde el
norte, pero otras opiniones señalan a la selva; en realidad nada puede
afirmarse todavía. Conformémonos con saber que tales hombres eran nómades en
estado primitivo y que la caza y la recolección marcaban el rumbo de su marcha.
Los estudiosos en la
costa norte a partir de la década del setenta (Proyecto Chan Chan, Valle de
Moche, dirigido por Michael Moseley y Carol Mackey) están demostrando la
posibilidad de la llegada de una o varias corrientes “de cazadores que venían
del norte, coincidiendo, por aquel entonces, con el periodo de transición del
Pleistoceno al post glacial” aproximadamente hace diez mil años. Esto
indudablemente también hace suponer, que la megafauna ya se encontraba en
proceso de extinción, pues muchos animales habían desaparecido y otros tal vez
se encontraban en pie en su alocado peregrinaje rumbo al sur.
Según Luis E.
Valcárcel menciona: “En la época Pre-agrícola
los hombres son cazadores, pescadores y recolectores, esto en cuanto a las
ocupaciones o fuentes económicas de su manutención. En cuanto al género de vida
son nómades, es decir, sin residencia fija, están continuamente cambiando de
lugar por la misma necesidad que les imponen la caza, pesca y recolección… La
habitación en la primera época es nula: el nómade se acomoda en cualquier
sitio… La organización política se reduce a muy poco. Ni siquiera forman grupos
numeroso. Son generalmente 10 a 20 familias vagando de un sitio a otro; estas
primeras agrupaciones se llaman simplemente bandas; un poco más desarrollados
son los clanes. Bandas y clanes tienen un jefe temporal. Cuando tienen que
hacer una cacería en gran escala, o hacer frente a animales peligrosos, se
reúnen todos los varones y hay necesidad de alguien que dirija la maniobra, de
acorralar a la fiera, perseguirla o darle muerte. Hay necesidad de combinar o
coordinar esfuerzos y para ello necesitan un jefe. Pero tal jefe es temporal,
solamente para los efectos de la cacería; terminada ésta cada uno vuelve a su
sitio. Si la banda o clan tropieza con otra, entonces se disputan el lugar de
la caza y, para hacer frente a esta guerra, cada banda es dirigida por un jefe
que dura mientras exista la lucha”.
Los primeros habitantes
que llegaron a los Andes eran cazadores y recolectores del Pleistoceno, poseían
toscos artefactos de piedra como choppers, grandes raspadores, chopping tolos,
algunos parecidas a las hachas de mano; no tenían instrumentos especializados
para la caza como son las puntas de proyectil y vivieron ligados a una fauna
hoy extinguida.
La más antigua
ocupación humana en los Andes se encontró en la cueva de Pikimachay, ubicado a
12 Km, al norte de la ciudad de Ayacucho. En los niveles inferiores de
Pikimachay en las fases llamadas Pacaicasa (20,000 años a.c).
Los instrumentos
líticos más antiguos han sido hallados al norte de Lima, en el Valle del Chillón (Chivateros), cerca de
la desembocadura del rio de este nombre. Son objetos logrados en cuarcita y que
adolecen de un defectuoso acabado: están abandonados por su imperfección. Unos
porque se quebraron durante el proceso de su elaboración, otros porque no
alcanzaron la forma ideal, lo cierto es que miles de ellos yacen en el suelo,
mostrando lo que debió ser taller paleolítico más rico del Perú. Las astillas o
esquirlas de piedra sacadas de los artefactos ausentes y presentes, perfectos o
imperfectos según se llevaran o no, constituyen cantidades imposibles de
contar.
Según Justo Cáceres.
Macedo (1994) considera que los grandes bifaces que caracterizan esta
“industria” de Chivateros I, no son artefactos o instrumentos terminados, son
simplemente “pre-formas”, que eran preparadas en estas grandes canteras de los
cerros Chivateros, Cucaracha y aledaños, y que las “pre-formas” bien logradas
eran conducidas a sus talleres o viviendas para elaborar las puntas y
cuchillos. La mala calidad del material ha producido una gran cantidad de estas
piezas desechadas que quedaron en estas canteras.
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